Es innegable el poder transformador de la tecnología blockchain y las criptomonedas para brindar acceso a servicios financieros a poblaciones históricamente relegadas por el sistema financiero tradicional. El contexto socioeconómico actual alienta cada vez más a mujeres a buscar alternativas que les brinden prosperidad económica y libertad financiera, y es allí donde las criptomonedas y los productos basados en cripto se presentan como una opción realista y accesible para crear, construir, proteger o acrecentar su patrimonio (término que también es necesario deconstruir).
En América Latina están aún muy arraigados los roles de género que no contemplan el papel fundamental de la mujer en el ámbito económico de la sociedad y que relegan su participación a labores familiares o de cuidado, muchas veces no remunerados. Esto se refleja incluso en la oferta de productos y servicios financieros, que fallan en atender directamente las necesidades de las mujeres, sumado a la falta de educación financiera que persiste en países de la región, que impacta en forma más marcada a las mujeres.
De acuerdo al Informe de Inclusión Financiera del Banco Central de la República Argentina (BCRA), y a diferencia de otros países en la región, en Argentina la tenencia de cuentas bancarias por parte de mujeres fue significativa históricamente, debido a su elevada participación en el cobro de programas de ayuda social y de jubilaciones y pensiones.
Y si bien en el caso de tenencia de cuentas de pago la brecha de género estuvo tradicionalmente a favor del hombre, esta tendencia cambió a partir de junio de 2020, en plena pandemia, cuando esa diferencia comenzó a descender hasta volverse negativa en junio de 2021. Desde el BCRA explican que este fenómeno podría responder al comportamiento del mercado laboral, que mostró una disminución en las brechas a favor de la mujer en ese período, en un contexto donde los niveles de tasas de empleo de mujeres alcanzaron valores máximos desde, al menos, 2007.
De esta manera, un poco menos de la mitad de las mujeres adultas (43,6%), a diciembre de 2021 contaban con ambos tipos de cuentas (bancaria y de pago), frente a un 41,5% de los hombres, lo que significa un avance en términos de acceso al sistema financiero amplio formal. Además, a mediados de 2022, entre los adultos, el 95,5% de las mujeres contaban con CBU, frente al 94,8% de los hombres.
Según el Dossier estadístico en conmemoración del 112° Día Internacional de la Mujer que publicó hace pocos días el INDEC, “la participación en el mercado laboral favorece la autonomía económica de las mujeres y mejora su posibilidad de generar un ingreso, tener protección social, redes de sociabilidad y reconocimiento social de las actividades que realizan. Sin embargo, esta participación se da en condiciones de desventaja: en comparación a sus pares varones, las mujeres presentan mayores niveles de desocupación y subocupación, se encuentran concentradas en ciertas ramas de actividad (segregación horizontal) y acceden, en menor medida, a puestos altos en la estructura jerárquica (segregación vertical). Estas diferencias se expresan en las brechas de ingresos”. Y me permito agregar que, en consecuencia, también en una menor libertad financiera.
De la misma manera, como hace algunas décadas el arribo de Internet a nuestras vidas transformó (casi) todo, y su evolución brindó acceso sin límites al conocimiento, la industria cripto ha llegado para contribuir y generar un impacto positivo en la vida de las personas. Gracias a la tecnología cripto, más mujeres son y serán capaces de derribar las barreras que las mantienen en situaciones de dependencia y podrán tomar decisiones sobre su vida económica y financiera. Incluso resultan ser poderosas herramientas para emprendedoras y freelancers, fáciles de usar, otorgándoles más poder en términos de cómo manejar, proteger y hacer crecer su dinero.
Una de las ventajas que presentan tecnologías como Internet y las criptomonedas es que no es necesario contar con un conocimiento técnico profundo sobre el tema para acceder a los beneficios que brindan. Simplemente con un teléfono móvil, con alta penetración en Argentina, se puede acceder a una amplia variedad de servicios que hasta hace poco eran reservados para pocos, generalmente hombres. En ese sentido, son mucho más inclusivas y de gran ayuda para combatir los factores que van a contramano de la libertad femenina.
La revolución cripto ya muestra impactos concretos en Latinoamérica: de acuerdo con el estudio New Payments Index 2022 de Mastercard, el 95% de las mujeres latinoamericanas han oído hablar de criptomonedas, pero su comprensión actual de la terminología cripto es menos sólida que la de los hombres. Actualmente, el 42% de las mujeres tiene conocimiento de NFTs frente al 56% de los hombres, mientras que solo el 28% de las mujeres conoce qué es la blockchain, 16 puntos porcentuales menos que los hombres.
Es decir, si bien no hay brecha a nivel de acceso a cuentas bancarias, sí existen en cuanto al conocimiento de nuevas herramientas financieras de pago e inversión, como los criptoactivos. En este sentido, la importancia de la educación financiera entre las mujeres es fundamental para impulsar este proceso de inclusión y su adopción de nuevas tecnologías.
La revolución cripto sigue acortando barreras en general, pues representa una vía efectiva para alcanzar la libertad financiera, una aspiración que no solo mejora la vida de las mujeres, también permite romper con esquemas de creencias caducos que frenan la evolución de nuestras sociedades.